El 2020 fue un año complejo, duro y desafiante para el mundo entero. Todas y todos enfrentamos -y seguimos haciéndolo- una de las crisis contemporáneas más difíciles de nuestra historia.
La pandemia trajo consigo el desempleo, pérdida de negocios, incremento del negocio informal, precariedad en las condiciones de vida, limitado acceso a servicios de salud, deserción escolar, incremento de la brecha económica y social, entre otras; poniendo en jaque al mundo entero. Y, como si esto fuera poco, en medio de esta vorágine, la brecha de desigualdad y la violencia en contra de las mujeres por razón de género aumentó.
Hoy, Día Internacional de la Mujer, resulta indispensable hablar acerca de los desafíos que las mujeres enfrentamos en medio de una pandemia…porque, sí, las crisis también impactan de manera diferenciada a mujeres y a hombres.
Frente a estos escenarios adversos, la conmemoración del Día Internacional de la Mujer nos invita a reflexionar acerca del lugar que ocupamos las mujeres en la sociedad, tomando en consideración los roles de género establecidos socialmente, que cimientan las bases de la discriminación y la desigualdad.
Estos estereotipos y roles de género han hecho que las mujeres asumamos las tareas domésticas y de cuidados como una de nuestras funciones primordiales. No sorprende, aunque resulta lamentable que, en 2020 se haya registrado una “contundente salida de mujeres de la fuerza laboral, quienes por tener que atender las demandas de cuidados en sus hogares, no retomaron la búsqueda de empleo.”
Asimismo, derivado de la pandemia, algunos sectores se vieron más afectados que otros y la mayoría de estos resultaron áreas altamente feminizadas como el trabajo doméstico remunerado, servicios de alojamiento, turismo, educación, salud, entre otros, cuya afectación significó un impacto negativo mayor en las mujeres.
Según los Resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI (2020), en el cuarto trimestre del 2020 la Población No Económicamente Activa (PNEA) fue de 41.3 millones de personas (42.5% de la población de 15 y más años de edad), de las cuales, el 57.6%, (1.9 millones más que en 2019), corresponde a las mujeres, mientras que los hombres representan el 25.8%, 1.6 millones más respecto al mismo periodo del año pasado la población ocupada.
La ocupación en los micronegocios fue la más afectada en el cuarto trimestre de 2020, siendo mayor la disminución en las mujeres con 580 mil menos respecto al cuarto trimestre de 2019, en tanto que en los hombres fue de 334 mil ocupados menos en el periodo citado.
De acuerdo con la CEPAL, los avances que se habían logrado en materia de inclusión de las mujeres al ámbito laboral han registrado un alarmante retroceso de 10 años.
Esto sólo es un reflejo de los grandes retos y desafíos que enfrentamos como sociedad y que involucra a los gobiernos y las empresas para lograr no sólo la reactivación económica, sino la elaboración de políticas públicas que promuevan la conciliación vida laboral y familiar; el apoyo institucional y empresarial para ofrecer oportunidades de conciliación; así como la incorporación de la perspectiva de género en todos los planes y programas del sector público y privado, entre otros.
Es fundamental transformar nuestra visión del mundo a una más incluyente, responsable y plural, con la que logremos identificar nuestras diferencias sin que en ello radique el trato desigual y desproporcionado que ha dejado en desventaja histórica a las mujeres. Hoy, 8 de marzo, es un buen día para señalar lo que falta por hacer, confiando en que, en un futuro, podamos centrarnos en los logros alcanzados.
